La mochila psicológica

A Yoguina Prema le gusta esta postura: Prasarita Padottanâsana (Flexión hacia delante con las piernas separadas). Nada mejor al terminar el día como una sesión de yoga para descargar las tensiones, flexibilizar su cuerpo y revitalizarlo. Es como una ducha de agua fría que le activa todos y cada uno de los poros de su piel.
Prasarita Padottanâsana está considerada como una postura semiinvertida, pues la cabeza queda situada por debajo de la cintura, potenciando la circulación de la parte superior del cuerpo y del cerebro.
A veces, la distancia entre sus piernas no es lo suficientemente grande para dejar colgando el tronco y relajar los brazos, así que, poco a poco, va dando pequeños pasitos abriendo sus talones primero y luego las puntas de los pies, hasta encontrar esa apertura en la que siente el estiramiento de sus piernas y le ayuda en la flexión de las caderas para bajar todo el tronco hacia el suelo.
Según la posición de las manos, o incluso si consigue llegar con los antebrazos al suelo, Yoguina Prema busca relajar al máximo los hombros y las cervicales. Esa sensación de ingravidez en esta zona, siempre tan cargada por el esfuerzo y la tensión, le ayuda a soltarlos.
—Siente el apoyo que haces con tus pies y tus manos o antebrazos. Reparte el peso del cuerpo en esos cuatro puntos y ves adoptando una respiración más profunda, lenta y pausada.
La voz de su Maestro le recuerda los puntos clave para concentrarse en esta postura.
—Relaja los músculos de tus hombros, del cuello y la cara. Deja que tu boca quede entreabierta, sin apretar los dientes.
Yoguina Prema observa cómo hay días que tiene mucho más tensa la mandíbula y, por lo tanto, también el cuello y los hombros. Con sólo soltar la boca, darle espacio, ya siente cómo se aflojan al instante el resto. Desde la quietud de esta postura puede relajarse, consigue integrar las palabras de su Maestro que le siguen llegando como una música celestial.
—Visualiza una mochila en tu espalda. Es una mochila donde has ido cargando todo el peso del día: las prisas, el estrés, la ansiedad, los problemas y preocupaciones, el exceso de responsabilidad, los miedos e inseguridades, las quejas… Todo aquello que pesa en tu vida lo sientes pesado en tu espalda, en tus hombros e incluso en tu cabeza…. Ahora, imagina que abres la cremallera de esta mochila con la carga psicológica y cae todo eso al suelo, te liberas de la carga pesada… Observa cómo se van aflojando los músculos de tu espalda, las escápulas, los hombros, las cervicales y la cabeza. Sueltas todo aquello que pesa en tu vida, que ya no necesitas para avanzar… ¡Te liberas!
Llegado a este punto, Yoguina Prema siente con gran facilidad la sensación dual del peso en su espalda, cuello y cabeza, y luego la sensación de ligereza, de cómo se van aflojando los músculos de su espalda, de cómo el cuello se alarga un poco más, de cómo su cabeza se desinfla de toda aquella maraña de pensamientos estresantes que lo único que hacen es complicar y aumentar ese peso, esa carga psicológica.
Yoguina Prema reflexiona en cómo a veces la vida le resulta más complicada y pesada por el mero hecho de su actitud, de cómo se toma las cosas que está viviendo. Recuerda cuando tiene uno de esos días lleno de diferentes tareas, con las prisas de ir de un lado para otro para cumplir con todas esas tareas. Pues bien, si ese día (que suele ser lo habitual en ella por el tipo de trabajo que desempeñaba) en su mente se instala la sensación de agobio, de falta de tiempo, de no llegar a todo a tiempo, de estar cansada, sin energía, entonces realmente le cuesta terminar las tareas, llega siempre a todos los sitios con media sonrisa o incluso completamente borrada de su rostro, agotada.
Sin embargo, cuando su actitud al encarar el día es de «hoy soy efectiva en mi trabajo, realizo todas las tareas sin estrés, con calma y disfrutando de cada una de ellas. Aprendo a fluir con la vida y las oportunidades que me ofrece. Estoy capacitada para realizar mi tarea sin esfuerzo y con eficacia», entonces, ese día, como por arte de magia, consigue
hacer mucho más sin cansarse, se siente satisfecha y no abatida al finalizar el día, incluso con ganas de salir con alguna amiga o de practicar su clase de yoga.
—Permite que tu cuerpo, mente y espíritu puedan ahondar en la armonía de la energía equilibrada de sattwa, sin juicios, sin críticas duras hacia ti o hacia los demás— dice su Maestro para ahondar en el autoconocimiento personal.
Después de una pausa manteniendo la postura, llegado el momento de deshacerla, Yoguina Prema sabe que es igual de importante tanto deshacer la postura como hacerla; así que flexiona un poco las rodillas, acerca las piernas moviendo los talones y puntas hasta que las piernas se tocan (Uttanâsana) y asciende despacio, vértebra a vértebra, conquistando la verticalidad con suavidad. Mantiene unas cuantas respiraciones en la quietud, para poder sentir los efectos de Prasarita Padottanâsana y la sensación de espacio en su mochila psicológica, ahora más vacía que al comenzar la sesión de yoga.