* Arrodíllate en el suelo con las rodillas juntas y alineadas. Apoya las nalgas en los talones, todo lo que puedas.
* En una INSPIRACIÓN, eleva tu columna vertebral y al ESPIRAR puedes realizar un trabajo articular desde la cabeza hasta la pelvis. Acomoda la parte del pecho sobre tus muslos y apoya la frente en el suelo.
* Extiende tus brazos hacia atrás, a ambos lados del cuerpo. Deja que tus palmas de las manos respiren hacia arriba, cerca de tus pies. Tus dedos se curvan ligeramente, sin esfuerzo, sin tensión en ellos.
* Afloja los hombros, déjalos caer suavemente hacia el suelo. Con cada ESPIRACIÓN los relajas más y más profundamente. De igual forma, relajas también los codos.
* Observa cómo la respiración en esta postura se expande desde las costillas y escápulas hacia los lados y hacia atrás. El pecho y el abdomen están plegados y apoyados sobre tus muslos.
* Cierra los ojos, dirige tu mirada hacia el interior, y siente el peso de tu cabeza contra el suelo. Suelta las mandíbulas, la boca sin apretar los dientes. A través de la respiración profunda, relaja bien los músculos de tu cara y el cuello.
* Para deshacer, acerca tus manos a los lados de las rodillas y empuja contra el suelo, mientras subes vértebra a vértebra tu columna y la cabeza. Puedes hacer el trabajo articular desde la pelvis hasta la cabeza.
* Abre lentamente los ojos.
(Otra variante es con los brazos extendidos, como en la fotografía)